Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

El turismo en Oaxaca (México) en la época prehispánica y en la Colonia (página 2)



Partes: 1, 2

"Para la comodidad de los comerciantes, había
caminos públicos que se arreglaban todos los años
pasada la temporada de lluvias. En los montes y en los sitios
despoblados había casas a propósito para albergar a
los caminantes; y para el paso de los ríos se
tenían preparadas chalanas o pangas de forma especial,
chatas, sin quilla ni velamen. También se servían
de un tablado cuadrado, compuesto de "otatli" y cañas
sólidas atadas sobre unas calabazas grandes, duras y
vacías, que de una orilla a la otra del río eran
conducidas por dos o cuatro nadadores."

"Entre los varios puentes que cruzaban los ríos,
había unos de forma singular, llamados hamacas hasta la
fecha: era un tejido de cuerdas naturales de cierto árbol,
más flexibles que el mimbre, llamados bejucos y cuyas
extremidades se ligaban a los árboles
de las orillas opuestas."

"La seguridad de los
caminos era perfecta, pues el hurto se castigaba con las penas
más severas, y el más leve atentado contra un
comerciantes extranjero, era motivo para que estallasen guerras
sangrientas. A pesar de esto, para conducir las mercancías
a tierras lejanas, se juntaban muchos que pudiesen mutuamente
socorrerse en el camino: cada cual tomaba su "petlacalli" o
"tlascalli" como lo llaman en Oaxaca (Gay, ob. cit. p. 34), para
llevarlo a las espaldas pendiente de la cabeza por medio de una
cuerda ?¿mecapal y petate o tenate??, y empuñaban
un bastón negro y liso, que decían ser la imagen de su dios
y con el que se creían seguros de
peligros. Al llegar a una posada reunían y ataban todos
los bastones para tributarles culto. Era pues, el bastón
de camino, la imagen de Tacateutli, dios del comercio y
protector de quienes se consagraban a su
profesión.

Como dejé asentado arriba, la moneda que usaban
eran almendras de cacao; del mismo modo acostumbraban
láminas de cobre
recortadas de un modo particular, según el uso de los
toltecas, y también usaban oro en polvo;
pues de Oaxaca salía casi todo el que circulaba en
Anáhuac y acumulaban en su tesoro los emperadores aztecas.

Los granos de oro se recogían en cañones
de plumas? "y que era cada uno del tamaño de un dedo de la
mano, el medio, y eran un poco más anchos que
cañones de patos de Castilla", según Bernal
Díaz del Castillo (Historia Verdadera de la
Conquista de la Nuevas España,
Editorial Porrúa, 1998, p. 392). Servían para
cambiar en los mercados por
otros objetos de utilidad,
adquiriendo por este medio cada familia, cuanto
necesitaba para vestirse y vivir descansadamente.

Época de la Colonia

El mapa que conocemos de Oaxaca era diferente en la
época de la Colonia; Coatzacoalcos, Alvarado y algunos
pueblos de Campeche y Tabasco pertenecían a
Oaxaca.

Como todos sabemos, la ciudad de Oaxaca también
era diferente; era un pueblo grande con calles sin pavimento, sin
iluminación eléctrica, sin
vehículos de motor, sin
agua potable,
sin drenaje.

Las faldas del Cerro de La Soledad ?después de
Zaragoza y más tarde El Fortín? llegaban hasta la
Calzada Madero, Calle Crespo y Calle Alcalá, sólo
hay que observar el terreno actual.

Oaxaca es, hasta la fecha, una ciudad bien situada,
geográficamente, "para el comercio entre los puertos de
Veracruz y Acapulco y entre las ciudades de México y
Puebla, por una parte, y Guatemala y
Centroamérica, por la otra. Su condición de lugar
de paso, la necesidad de hacer escala en ella,
le garantizaba la presencia de nutrida población foránea y el
tránsito constante de arrierías [arrieros]. De
ambos puertos y de la capital de la
Nueva España nos llegaba infinidad de
mercaderías."

"Tres fuentes de
riqueza tuvo Oaxaca: la seda, la grana y la minería.
En rigor, a las dos últimas debió su crecimiento y
riqueza monumental?" [el maestro Iturribarría ?en mi
opinión? se olvidó del añil.]

En la época de la Colonia, los viajeros
decían de Oaxaca: "es un pueblo muy lindo y muy alegre"
con "una virtud eminentemente social, cultivada con esmero por
los oaxaqueños y que no ha desaparecido: la hospitalidad?"
"no hay paraje alguno en toda la América
donde yo hubiera deseado más establecer mi morada que en
esta ciudad, decía Tomás Gage, viajero inglés
?fraile?, en 1620".

"Su aire es tan
templado, tanta su abundancia de todas las cosas necesarias a la
vida, y tal y tan cómodo su asiento entre ambos mares del
Norte y del Sur, teniendo á un lado a San Juan de
Ulua [Ulúa] y al otro Tecoantepec,
pequeño puerto sin fortificación?" Gay. op. cit. p.
330

Hablando del turismo en la época
colonial, Antonio Gay cuenta que: "Favorecía la
circulación del animado, aunque naciente comercio de aquel
tiempo, una
virtud eminentemente social, cultivada con esmero por los
oaxaqueños y que no ha desaparecido: la hospitalidad. Los
mesones y las hospederías son allí de fecha muy
reciente. En los caminos había parajes destinados a la
remuda de las caballerías que usaban los correos y los
viajeros. En las casas comunales de cada pueblo podían
éstos hospedarse, siendo en tal caso atendidos
gratuitamente o con gastos moderados
por los ministros de las respectivas repúblicas. Pero todo
pasajero podía estar seguro de ser
bien recibido a donde quiera que llegase, de tener por suyas
todas las casas oaxaqueñas y de no encontrar tal vez uno
solo que no estuviese dispuesto a dividir con él su mesa.
A esta recomendación reunían los oaxaqueños
ingenua sencillez, constante buena fe, lealtad incontrastable y
cierta igualdad que
aproximaba las clases
sociales, haciendo de todas una sola familia. La fama de
Oaxaca, atraía la mayor parte de extranjeros que
solían dirigirse por cualquier motivo al Valle de
Antequera, por lo común no resistían los encantos
de una sociedad rica,
amable y quieta, fijaban allí su residencia y
contribuían al aumento de la población. La
regularidad, el orden y la paz eran los elementos en medio de los
cuales se desarrollaba la sociedad oaxaqueña: tal vez haya
sido aquella su más feliz época". op. cit.
pp.330-331

Realmente las leyes civiles
sólo alcanzaron a los mixtecas por el concurso de
españoles que vivían entre ellos a causa del activo
y ventajoso comercio que se había desarrollado entre
ellos; otro tanto aconteció en los pueblos cercanos a la
ciudad, por su misma inmediación al centro del gobierno; mas los
pueblos de la Sierra, salvando las apariencias de la ley y obedeciendo
ostensiblemente a las autoridades, se regían,
principalmente en su interior economía por sus
tradiciones y costumbres, y por el consejo de sus ancianos,
respetados y obedecidos por ellos ciegamente hasta
hoy.

"Por otra parte, los mixtecas habían manifestado
instintos comerciales que, desarrollados con el tiempo,
produjeron su resultado. Los españoles se establecieron
entre ellos; de modo que si se hace excepción de los
pueblos montañeses, en los demás la raza pura
indígena desapareció.

"Gran número de indios se dieron a viajar, en
términos de quedar su respectivo pueblo
prácticamente despoblado, como ya se notó de
Nochistlán, sic.

En México había tanto número de
mixtecos, zapotecos y otros de Oaxaca, que fue necesario
construir especial parroquia para ellos. Desde 1610, con
beneplácito del arzobispo, se habían reunido en la
Capilla del Rosario, situada entre la del Señor de la
Espiración y de la Tercera orden de Santo Domingo, con la
dirección de los religiosos de este
hábito.

Como he dejado asentado, históricamente el
turismo es la actividad natural de los oaxaqueños que han
cultivado la hospitalidad como una de sus virtudes y saben
aprovechar sus playas de arena blanca finísima, el
folklore, su
grandioso legado arqueológico, la grandeza de su
monumental arquitectura
colonial, las artesanías, el incomparable sabor de su
gastronomía, su música, las
tradiciones y costumbres, de la quietud provinciana donde parece
que el tiempo transcurre más lentamente de lo normal.
Puedo decir, sin exagerar, que Oaxaca y turismo deben ser
sinónimos.

Si saben a dónde van, encontrarán el
camino

BIBLIOGRAFÍA

Díaz del Castillo, Bernal. Historia Verdadera de
la Conquista de la Nueva España. México, Editorial
Porrúa, 1998.

Gay, José Antonio. Historia de Oaxaca.
México, Editorial Porrúa, 1982.

Iturribarría, Jorge Fernando. Historia de Oaxaca,
Tomo I y II, México, Comité Organizador del CDL
Aniversario de la Ciudad de Oaxaca de Juárez, 1982.
Reedición de la Historia de Oaxaca, Publicaciones del
Gobierno del Estado de
Oaxaca, 1956.

Martínez Gracida, Manuel. El Rey Cosijoeza y su
familia. México, Oficina
Tipográfica de la Secretaría de Fomento, 1888.
Reimpresión 1972.

Ruiz Cervantes,
José Francisco (Compilador). México.
Artículos históricos de Jorge Fernando
Iturribarría. Instituto Oaxaqueño de las Culturas,
Fondo Estatal para la Cultura y las
Artes, Universidad
Autónoma "Benito Juárez" de Oaxaca.
1998.

Gerardo F. Castellanos Bolaños

México, Oaxaca de Juárez, Oax., 13 de
abril de 2007

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter